Almas Victimas



LA OBRA DEL DESAGRAVIO
La Obra del Desagravio, como su nombre lo indica, debe constituirse en una obra religiosa, ¡mundial, universal! Pero debe comenzar irguiéndose en Orden Religiosa propiamente dicha. “Una Orden nueva,”  según palabras de Cristo, “la Orden más amada de Mi Corazón.” “La última Orden que se fundará  en la Iglesia en el mundo.” “La Orden que será la precursora de Cristo, antes de su Segunda Venida.”
   Esto es, desea Nuestro Señor que esta Orden se extienda primero en el mundo y prepare así “los caminos,” para cuando El vendrá nuevamente entre los hijos de los hombres.
   Porque antes de esa época se debe dar en la Iglesia militante culto de amor a la Justicia Divina. ¡Ciertamente hasta ahora no se ha dado a la Divina Majestad ese culto! Solamente Cristo lo hace, desde el día de su Encarnación hasta el presente, pues El es el pararrayos que recibe las descargas purificadoras de la Justicia Divina, que busca puntos de contacto en los corazones de los hombres.
   Pero cuando la Orden del Desagravio se extienda, y vaya dándose a conocer este culto de amor a la Justicia, tendremos delante de la Divinidad, lograda la gracia de que venga Cristo nuevamente a habitar entre nosotros. Y El promete que vendrá nuevamente como Maestro, antes de venir como Juez.
   Para que esto sea una realidad se precisa desde luego de una cosa: unión de oraciones, alguna colaboración positiva, como promover esta devoción. ¿Cómo? Difundiéndola, propagando los folletos que ya hemos dado a la estampa en serie, cuyas ediciones se iniciaron desde 1944 y las cuales cuentan con varias aprobaciones eclesiásticas, y aún la bendición de Excmo. Sr Obispo Diocesano de Chilapa, Guerrero.

LA LEGIÓN DE ALMAS VICTIMAS
   Así ha dicho Nuestro Señor a su confidente que desea que le demos una Legión de Almas Víctimas;  pero lo más se preguntan, ¿qué cosa es Legión de Amas Víctimas? ¿qué se debe hacer para ofrecerse a la Justicia Divina?
   Ordinariamente a la Justicia se le tiene miedo, y Dios no quiere que se le tema así; sino al contrario, pide culto de amor, de entrega y de confianza, porque dice, “Yo no soy mal apoderado.”
Es decir, quiere que vayamos a Él y nos entreguemos amorosamente a su hacer y disponer, confiando en que El nos dará lo que nos convenga, aunque ello fuese mandarnos (lo que nosotros llamamos castigo) purificaciones del alma, en las cuales purificaciones, justo y necesario es que tengamos algo de dolor, de cruz; porque sólo la cruz es el signo de salvación eterna.
   No parece sino que a lo largo de los siglos nos hemos habituado a escuchar el estribillo de que la cruz es signo de salvación, pero el culto que damos a esa cruz lo hemos limitado a exterioridades: adornar una cruz de madera o de otra materia  muerta. ¡No! Cristo nos quiere cruces vivas, clavadas con El en esa cruz de expiación, porque la cooperación de la humanidad es indispensable para nuestra salvación.
   El mérito lo alcanzamos por Cristo. Pero si nosotros no llevamos nuestra cruz como El la llevó dándonos ejemplo, con amor, dejándonos hacer de la Mano Divina, ofreciéndola desde el fondo de nuestras almas, sucederá lo que explica san Agustín “las mismas penas y sufrimientos pueden llevarnos al Cielo o al infierno.” Esto es lo que el Kempis nos dice también: “si te resistes a llevar tus cruces, de todas maneras te las tienes que cargar, y te las haces más pesadas.”
   Por tanto, el ofrecernos voluntariamente en unión con Cristo a la cruz, como víctimas para repara por nosotros o por los hermanos, traerá pro feliz consecuencia que sentiremos el refuerzo de la gracia divina y sabremos sufrir con Cristo, para ser galardonados como lo es Cristo; que por El alcanzamos misericordia divina y perdón.
   Esto es todo. Esto es en síntesis el formar esa Legión de Amas Víctimas que pide Cristo, para ser ofrecida a su Padre Celestial, y así la Divina Justicia quede pagada por las culpas de la humanidad caída constantemente en las redes del enemigo jurado de nuestro salvación eterna.
   Nosotras las Mínimas que llevamos toda nuestra vida en esa Obra llamada del Desagravio, es ahora cuando sentimos que ha venido la intervención providencial de Dios a levantar nuestros pobres esfuerzos.
   Ciertamente a lo largo de estos años hemos propagado la devoción de amor y de confianza a la Divina Justicia, y a esta Legión han ingresado muchas almas meritísimas por sus virtudes y aún por su dignidad eclesiástica o religiosa. Pero ahora parece que Dios se propone llevar a todos esta buena nueva, y para ello aportamos nuestro contingente, ofreciendo el texto de los folletos que hasta aquí se han publicado, haciendo uso de la nueva licencia de que se puedan reimprimir y difundir.
  Por tanto hacemos un llamado a la generosidad de las personas que deseen ocuparse de ello, y así será un responder al deseo e invitación de su Divina Majestad.    Él tendrá cuidado de identificarnos al paso que cuidemos nosotros de glorificare…>>
¡Viva Cristo Rey Impere en todas la Naciones!